viernes, 3 de octubre de 2008

Oklam. Relato III


No fueron necesarias mas palabras después de aquel portazo. De repente el silencio invadió toda la casa y la soledad se adueño de aquella estancia. Las lágrimas de Merian recorrían sus mejillas como hace tiempo no recordaba. Se había acabado todo, se había quedado sola.
Fue entonces cuando se dio cuenta de verdad de todo lo que había abandonado por el, lo había dado todo por esa relación, ni el se hacia una idea de cuanto había sacrificado Merian por este amor ahora caducado para siempre.


Se preparó una ducha caliente y se dejó deslizar pesadamente en la bañera. El agua le calmaría al menos físicamente, pero sus lágrimas no cesaban de caer y se fundían con las burbujas de la bañera. Lo había perdido todo, absolutamente todo. Era ahora cuando recordaba las palabras de su maestro cuando le avisó que esto pasaría, el lo había adivinado 3 años antes.


- El no va a estar siempre contigo Merian. Si dejas esto, que sea totalmente convencida de ello porque ya no habrá vuelta atrás…


- Estoy segura de este amor y voy a luchar por ello.

La conversación que mantuvo esa noche con el maestro paso por su cabeza una y otra vez hasta que el cansancio pudo con ella. Salió de la bañera e intentó dormir, aunque intuía que no seria fácil.

Pero el cuerpo es sabio y se durmió a las pocas horas. Sobre las 4 de la noche se levantó sobresaltada, un ruido seco la puso en alerta. Cogió a tientas una bata de estar por casa y pensó que su mundo podía volver a la normalidad, quizás el había vuelto, estaba arrepentido…Bajó las escaleras sin atreverse a encender ninguna luz , sabia donde estaba cada mueble y cada rincón de esa casa así que pudo deslizarse a oscuras en busca del origen de ese ruido repentino. No había nada. Cuando revisó toda la planta baja sin éxito desestimo la idea de que el volviera a buscarla y otra vez las lágrimas acudieron a sus ojos. De repente otro golpe, aún más fuerte que el anterior, y esta vez lo había localizado mejor, ¡era el desván!


Subió a toda prisa, si había algo o alguien no podría salir de ahí sin pasar por delante suyo. Abrió la puerta y lo que se encontró la dejo helada…

Su maestro.

Antes de que Merian pudiera reaccionar, avanzó hacia ella y la cogió en brazos, sabia que se iba a desmayar y así sucedió.

- ¿Qué ha pasado? ¿ Que haces aquí? Pregunto sorprendida.
- Nos hemos enterado de lo que ha pasado. Sabemos que estas sola. No voy a abusar de un “ te lo dije” pero… . Ya todo ha pasado. Ahora estoy aquí porque tengo que contarte algo.

Cuando Merian se hubo repuesto del susto bajaron al salón y el maestro encendió la chimenea. Era verano pero de donde el maestro procedía el frío duraba meses y helaba la sangre de quien osara a salir a fuera sin varias capas de pieles naturales. Tantos años viviendo en aquel lugar le había metido el hielo en los huesos y ahora el mismo emanaba ese frío allí donde fuera. Sentados uno frente al otro el maestro se dispuso a explicar todo lo que había sucedido en estos 3 años.

- Cuando decidiste abandonar nuestro mundo por amor, sabes que renunciaste a cualquier oportunidad de volver ¿verdad? Las condiciones fueron muy claras, nadie puede salir de Oklam y quien decide hacerlo es bajo su responsabilidad de perder cualquier poder que posea sin oportunidad de volver. Tu vivías en las mejores condiciones, yo te crié para que fueras alguien importante en nuestra comunidad, tenias una misión y tu mente inmadura lo hecho por tierra. Tu marcha no fue bien recibida en nuestro mundo como ya sabes y creo que has pagado tu castigo bien merecido. Ahora estas sola.

Mientras el maestro hablaba Merian empezó a recordar Oklam. Su mundo… donde existía la magia y los dragones sobre volaban el cielo. Donde las hadas cuidaban de los pastores y los caballeros luchaban por defender sus tierras, tierras de nobles y reyes. Ella había abandonado todo ese mundo al cruzar la frontera un día por equivocación y conocer un mortal. Triste pecado, el amor surgió al instante y la llevo a la locura. Solo podían estar juntos si Merian renegaba de su misión en Oklam y lo abandonaba para siempre dejando atrás sus poderes. Había dejado su familia atrás, su mundo, su misión…

- ¿ Que te ha hecho volver? Preguntó Marian mirando al suelo.


- El mundo que conociste ha desaparecido y he considerado que deberías saberlo. Oklam esta destruido, todo sucedió el día en que el río se tiñó de rojo. Según la proferida el día en que el río Ron se volviera como la sangre , las bestias no reconocerian a sus dueños y se volverían contra ellos, las criaturas magnificas que surcan los cielos bajarian a la tierra para arrancar a los niños de sus padres y los dioses mandarian a su ejercito mas letal a destruir todo cuanto amamos. No pudimos resistir a la embestida Merian, no vimos el río hasta bien entrada la tarde, cuando el cielo se tiño del mismo rojo que las aguas y el viento cesó de soplar. Un gran silencio invadió Oklam solo interrumpido por el ruido de las grandes rocas que empezaron a llover sobre el pueblo. Las casas no pusieron resistiendo y fueron cayendo una a una dejando una nuble de polvo por todo el poblado. El suelo empezó a temblar y de la montaña empezaron a descender enormes maquinas de asedio seguidas por el ejercito de los dioses. La gran mancha negra se aproximaba tan rápidamente que nadie pudo esconderse. La impotencia fue brutal. Las bestias voladoras se llevaron a los seres queridos y los arrojaron a los precipicios que rodeaban Oklam. Nada se pudo hacer para evitar la catástrofe. La profecía solo se regia por ordenes divinas y ningún habitante de Oklam ni su fastuoso ejercito pudo hacer nada para evitarlo. Ahora Oklam era un mundo oscuro, nada quedaba de sus jardines y hadas, de sus enanos y elfos, de sus criaturas milenarias surcando los cielos. Ni los reyes habían resistido ante la gran embestida. “Tu misión” que los libros milenarios habían pronosticado mucho antes de la gran catástrofe no pudo ser llevada a cabo. No vengo a recriminarte solo es mi deber informarte.

Los ojos de Merian ya no emanaban lágrimas de tristeza, una rabia interna le rebrotaba de su interior. No habrían mas fracasos en su vida. Ahora ella llevaría las riendas. Amaba a su mundo y por el daría la vida…

Su historia acababa de empezar.




5 comentarios:

Shimetzu dijo...

Como siempre estoy impresionado...que hayas podido crear un mundo así partiendo de la nada...cada día me sorprendes más!

Se nota que aun tienes cosas por pulir...pero si sigues así yo creo que pronto podrías escribir algún relato más extenso...

Y como siempre, me encantan tus finales abiertos xD!


Un besito wapa, otro día tenemos que repetir el desayuno eh? ;)!

Claudy dijo...

Me encanto! esa facilidad de creación , el comienzo de la historia y Merian reflejada en lo que sentimos muchas mujeres fascinante! bsos! nos estamos leyendo =)

Unknown dijo...

Te leo y te psicoanalizo jajaja ya te diré que creo de este relato mañana ;)

Buenisimo lo de (no vengo a recriminarte solo te informo) XDDDDD dios si el maestro le a soltado de todo!!! después de todas las desgracias que le a contado, como quiere que se quede la muchacha!???

besos :D

Cromagnon dijo...

La historia me gustó, ahí algo que no entendí, si el maestro abandono Oklam entonces tampoco él puede regresar ¿no?
Yo te recomendaría cuidar un poco más la ortografía.

asesino_en_la_noche dijo...

Un poco de Sirenita, un poco de La Historia Interminable. Tenía potencial pero fue echada por tierra por una hache. Es que un error de ortografía en el momento que estás formando impresión del autor es como un chico que se mete la pata cuando estás pensando en besarle.